Si el niño o la niña no aprenden a reconocerse y a reconocer a otros, ¿cómo entablar en el futuro relaciones interpersonales de amistad, de estudio, de trabajo o de pareja que sean exitosas?
Saber
cómo es, percibir su existencia como parte de un grupo y de un universo, descubrir
que pertenece a un género y reconocer sus igualdades y diferencias, lo mismo
que las causas que las originan, es igualmente crucial para el niño y la niña
en su proceso socializador.
Sólo
la relación del niño y la niña con otros niños y niñas les permite entender la
existencia de la diversidad y, dentro de ella, percibir su propia
individualidad con sus igualdades y diferencias que le permiten sentirse único,
pero igual y diferente a la vez.
Facilitar
esta etapa de reconocimiento desde el hogar permite al niño o niña, de manera
temprana, percibir sus igualdades y valorar sus diferencias como parte de la
individualidad, lo que a su vez le permite aceptarse como es y, por lo tanto,
le ayuda a reconocer y aceptar sus limitaciones.
El
reconocimiento y respeto de la individualidad tanto por parte del niño y la
niña como de sus padres y maestros, debe inducir a una campaña de respeto por
esa individualidad, a entender la diferencia en los distintos ritmos de
aprendizaje y los diferentes niveles de superación de logros por parte de cada
niño y cada niña frente a su propio proceso, lo mismo que a programar tareas de
refuerzo que, sin mostrarlas discriminatorias, busquen equilibrar aunque sea en
forma parcial el nivel de logros para quienes por alguna razón tuvieron
dificultades, por citar algún ejemplo.
Estas
tareas adicionales, luego de cumplida la jornada, aplicadas en unos pocos
minutos a quienes mostraron algún tipo de dificultad en sus logros por
cualquier razón propia de su individualidad, pueden ayudar a mejorar su ritmo
de aprendizaje, su comportamiento y por lo tanto su autoestima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario